Película de 1989 dirigida por el gran Sidney Lumet. Con motivo de una celebración familiar, un joven regresa a casa de sus padres y contacta con su abuelo paterno, que no se lleva bien con los padres. El motivo es que el abuelo es un reconocido ladrón y llevó a su hijo por el mismo camino, acabando ambos en la cárcel, pero el hijo se rehabilitó y ha llevado una vida legal desde entonces. Pero el chico y a pesar de ser un estudiante excepcional les propone realizar un atraco a un laboratorio pues dice ser fácil y con un botín de un millón de dólares.
Comedia con tintes de drama e intriga sobre tres generaciones de hombres de una familia con distintos caracteres y que se unen por fin para realizar un robo. El mayor defecto es que no termina de funcionar en ninguno de los géneros, especialmente el de comedia, pues no es nada graciosa, tampoco genera ningún suspense y tan sólo el drama sustenta un poco el desarrollo de la historia, pero muy debilitado por la dispersión hacia los anteriores.Su mayor atractivo es el trío protagonista que incluye dos actores muy reputados: Sean Connery, Dustin Hoffman y Matthew Broderick. Siempre es un placer ver a los dos primeros aunque en esta ocasión no lucen su talento. Por otro lado, Lumet tampoco demuestra su mejor tono y hace una dirección bastante plana, sin resaltar nada.
Fallida.
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