viernes, 28 de enero de 2011

El último mohicano

Película de aventuras de 1992 dirigida por Michael Mann. A mediados del siglo XVIII franceses e ingleses luchan en tierras norteamericanas. Ambos bandos intentan contar con la ayuda de tribus de la zona para reforzarse y tener así el conocimiento de la zona. Los británicos reclutan a una milicia de granjeros de la zona y la lleva al fuerte que acaba siendo asediado por los franceses. También acaban allí los tres últimos mohicanos (aunque uno de ellos es de origen inglés pero adoptado por un indio cuando era casi un bebé) que llevan a las hijas del coronel británico tras salvarla de un ataque de hurones. Los mohicanos dan el aviso a los granjeros de que sus granjas y familias están siendo aniquiladas y, aunque solicitan permiso para ir en su ayuda, el coronel los obliga a quedarse en el fuerte.
Mann consiguió una de las mejores películas de aventuras de las últimas décadas. Brilla en muchos aspectos: una enorme belleza visual, una trama muy interesante, vibrantes escenas de acción, magníficas interpretaciones, de las mejores bandas sonoras que hemos escuchado, unas localizaciones impresionantes.... Además de dirigirla, Mann coescribió el guión con Christopher Crowe basándose en la novela de James Fennimore Cooper. En él no sólo dieron cabida a las aventuras y a la acción, sino que también recoge dos bonitas historias de amor en el que los sentimientos son transmitidos más con las miradas y gestos que con las palabras. A ello contribuye las espléndidas interpretaciones del genial Daniel Day Lewis y de Madeleine Stowe, además de contar con estupendos secundarios como Wes Studi, Pete Postlethwaite,... Lo del señor Lewis es increíble, pues pasa de un registro a otro completamente opuesto bordando sus interpretaciones, en esta ocasión salvaje como nunca pero elegante como (casi) siempre. La fotografía de Dante Spinotti capta toda la belleza de los paisajes, consiguiendo Mann que sean casi un personaje principal de la historia. Por último, volver a recalcar la genial banda sonora de Trevor Jones y Randy Edelman, realmente de lo mejor que se ha escuchado en una película.
Gran película, vibrante, bonita y de gran calidad. Imprescindible.

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