En los últimos años Nolan se ha convertido en un director de culto, además de conseguir auténticos taquillazos. Desde Memento no ha dejado de crear películas originales o recreando otras con una calidad desconocida para ellas (la saga Batman). En esta ocasión crea (escribe y dirige) un género nuevo, se adentra en el mundo de los sueños para presentarnos una cinta que se mueve entre el cine negro y el thriller pero con la complejidad añadida del marco onírico. Vemos cómo no hay nada fijo ni claro, ni las propias leyes de la física se cumplen de manera fija. La trama superficial es ya interesante de por sí, con una banda que debe ingeniarse un plan para hacer algo que nunca se ha hecho y con una víctima muy poderosa como objetivo. Pero con la vuelta de tuerca que supone el hacerlo mientras sueñan, con un mundo completamente nuevo ante nuestros ojos y con la explicaciones que van dando para hacerlo creíble, hacen que no lleguemos a parpadear durante toda la cinta. Además, la puesta en escena está muy cuidada, con unas magníficas fotografía de Wally Pfister, dirección artística, efectos especiales y banda sonora de Hans Zimmer. Y otro acierto es su protagonista, Leonardo DiCaprio en plena madurez y volviendo a demostrar que es uno de los mejores actores del momento (ahí están sus trabajos en Infiltrados, Shutter Island, etc).
Muy original, excitante y apasionante película de acción.
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