martes, 22 de marzo de 2011

El séptimo sello


Obra de culto de Ingmar Bergman dirigida en 1957. A mediados del siglo XIV, un caballero regresa de las cruzadas a Suecia, donde está azotando la Peste Negra. Se encuentra con La Muerte y, para evitar su muerte o ganar algo de tiempo, le reta a una partida de ajedrez. Quiere encontrar respuestas a sus dudas sobre la existencia de Dios y el significado de la muerte.

Se trata de una obra intimista, rodada con gran calidad, pero que pertenece al submundo de Bergman y que intenta presentar sus propias obsesiones. No es una película que busque el mero entretenimiento del espectador, sino que trata de hacerle pensar y cuestionarse las grandes y enigmáticas preguntas sobre la fe, Dios, el sentido de la vida y la muerte. Tiene una extraordinaria fuerza visual, con una espectacular fotografía expresionista de Gunnar Fischer que nos deja bellísimas e impactantes imágenes. Tiene grandes interpretaciones, destacando la espléndida labor de Max von Sydow. El guión es del propio Bergman, interesante e inteligente por la manera de presentarnos sus reflexiones y los ejemplos que utiliza para aplicar las lecciones, aunque a veces utiliza unas expresiones demasiado líricas y adornadas que le quitan credibilidad (tal vez sea el paso del tiempo o la traducción). En esos momentos se corre el riesgo de desconectar y pensar que el ritmo es lento, pero tiene suficiente fuerza para mantenerse enganchado. Creo que la lección principal sobre si hay vida después de la muerte (y toda la filosofía que encierra y el tiempo que se requiere en reflexionar) es que lo seguro es que hay mucha vida antes.

Gran película pero no adecuada cuando sólo se busca pasar el rato.

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