Wilder rueda una comedia con tintes románticos, con imágenes de auténtico documental y que constituye una crítica feroz al nazismo, la guerra y la superficialidad de los comités del Congreso. El afilado guión es del propio Wilder con Charles Brackett y Richard L. Breen, y contiene numerosos chistes y situaciones con doble y hasta triple sentido, algunos de ellos muy atrevidos para la época (tanto por la moralidad como por estar prácticamente en tiempo real con los hechos que retrata). Llama la atención cómo utilizan y cuidan el lenguaje en todo momento para que una sencilla frase acabe en una mordaz cita. También son de gran valor las imágenes por cielo y tierra del Berlín de la postguerra y la recreación de la vida en esta ciudad: el mercado negro con las más absurdas situaciones, los cabarets ilegales pero permitidos, la absoluta dejadez en el cumplimiento de órdenes, el tráfico de influencias.... Como documental tampoco tiene desperdicio. Los actores están estupendos, empezando por John Lund, Jean Arthur y Marlene Dietrich (gran contraste de perfiles entre las dos féminas) y acabando en los magníficos secundarios como Millard Mitchel. Por último, destacar la buena fotografía de Charles Lang Jr.
Espléndida comedia ácida en el Berlín ruinoso tras la guerra
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