Hay que reconocer que la trama es tan sencilla y simple que muchos no se animarían a verla. Pero tras este pequeño argumento se esconde una gran historia donde los personajes y las relaciones que establecen tiene una fuerza, encanto y magia inolvidables. Beresford consigue construir y trasmitir esa magia con un estilo de narración sencillo pero muy eficaz. Todo transcurre sin prisas pero con una carga sentimental magnífica, pues acabamos adorando a los personajes. El guión de Alfred Uhry, que se basa en su propia obra, es excelente, con unos diálogos llenos de ironías y amor. Uhry crea unos personajes de gran carácter, muy obstinados pero encantadores. El otro pilar para conseguir este resultado son las interpretaciones de una genial (y reconocida) Jessica Tandy y un magnífico Morgan Freeman (que diría que incluso mejora el trabajo de Tandy, lo cual es decir mucho). Cada protagonista es muy distinto, pero ambos actores realizan unas interpretaciones con una altísimo nivel de sensibilidad y tienen una química extraordinaria. Toda la realización está bastante cuidada, con una buena banda sonora de Hans Zimmer, la dirección artística, el sutil maquillaje, el sencillo vestuario, etc.
Imprescindible obra con personajes inolvidables.
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