Clásico del género de ciencia ficción de 1979 dirigida por Ridley Scott. Una nave espacial con 7 tripulantes se dirige de regreso a la tierra cuando se desvía de su trayectoria porque el ordenador central ha interceptado una señal desconocida. En una misión de reconocimiento tres de ellos buscan el origen de la señal.
Ridley Scott se introdujo en la ciencia ficción por la puerta grande con esta estupenda cinta de terror, y que luego incluso mejoraría con la genial Blade Runner. Scott nos cuenta una historia claustrofóbica de un cazador/exterminador casi perfecto, y para ello elige un entorno que se presta a la perfección a ello: una nave espacial con un ser extraterrestre. Utiliza con inteligencia los pasillos y la luz para crear unos efectos de agobio y tensión en el espectador. El objetivo es crear una atmósfera angustiosa, no ser explícito y desagradable con las imágenes, por lo que consigue hacernos subir las pulsaciones. La cinta no ha envejecido nada salvo algunos pequeños detalles, al igual que los efectos especiales que son excelentes (sin duda, las tomas de exteriores de la nave y parte de su diseño están inspiradas en La guerra de las galaxias). El reparto es de un gran nivel, liderado por Sigourney Weaver y secundado por Ian Holm, John Hurt y Tom Skerritt.
Junto a El resplandor, de los mejores ejemplos de cine de terror de las últimas décadas.
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