Tarantino no deja nunca a nadie indiferente, y esta película no es una excepción. Tiene algunas de las características típicas de este director (las imágenes violentas y sangrientas, un montaje muy cuidado, una música seleccionada muy especialmente) aunque se echan en falta otras (los largos e ingeniosos diálogos, un desarrollo temporal que no sigue el orden cronológico). Es una aventura original con un buen guión del propio Tarantino, que no tiene el menor respeto por la Historia, y un buen trabajo de dirección. La primera parte es un homenaje estupendo al spaghetti western y, muy concretamente, a su admirado Sergio Leone: los planos, la forma de mover la cámara, la música, los actores, la acción... La película está rodada con calidad, no es nada convencional e introduce algunos "cortes" casi a modo de documental explicativo que le dan un toque interesante. Una de las mejores cosas es la interpretación magistral de Christoph Waltz, absolutamente brillante y que eclipsa al resto del reparto. Hace una impresionante actuación del despiadado pero sagaz oficial alemán Hans Landa. Por contra, Brad Pitt se queda en una triste caricatura del judío apache que lidera al grupo de bastardos, empeorando conforme avanzamos en el metraje.
Buena película pero que posiblemente no gustará a los poco adeptos a Tarantino.
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