Bourne cambió el estilo de las películas de espionaje, pues hasta el propio Bond intentó adquirir algunas de las recetas de su éxito aunque sin renunciar a las facetas más clásicas de 007. Para empezar, el guión de Gilroy y Blake Herron no sólo es un hilo conductor de escenas de acción, sino que hay una trama inteligente y poco predecible que atrapa al espectador desde el inicio. Se desprende de muchos de los tópicos de este género (no hay malo malísimo, ni chica despampanante que cae a los pies del agente, el espía sí se "despeina", es un humano normal que no tiene instrumentos geniales, etc), hace un buen desarrollo de la historia y contiene unos diálogos con ingenio. La dirección de Liman es clave para dar una perpectiva nueva al género, mucho más realista, más física y menos tecnológica, dando un carácter más humano al protagonista y con unas escenas de acción memorables. Tiene la escena de persecución en coche más espectacular desde Bullit, y la coreografía de las peleas es excepcional y transmite mucha credibilidad. Las localizaciones son fantásticas, al igual que la banda sonora de John Powell. Cuenta con un reparto soberbio, desde el joven protagonista, un espléndido Matt Damon, hasta los secundarios de lujo como Chris Cooper, Brian Cox y Clive Owen.
Fantástica película de espías y acción.
Muy buena, espectaculares escenas y sensación de realismo. Magnífico tema musical al final de la película y que repite durante la saga.
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