Kramer lleva a la gran pantalla un sorprendente episodio real ocurrido en los años 20, adaptando la obra de teatro que lo dio a conocer entre el gran público. La primera pieza clave es el guión, pues la trama es más que interesante y sólo era necesario contarla bien. Está a buena altura el libreto de Young y Smith, con algunos diálogos muy ingeniosos y afilados, con un desarrollo del juicio apropiado, aunque en algunos momentos dilata la acción excesivamente y pierde algo de ritmo. El segundo pilar es la interpretación de las estrellas que se reúnen: Gene Kelly (estupendo su trabajo sin tener que cantar ni bailar), Spencer Tracy (brillante, como siempre), Fredric March (un gran actor que no es tan conocido como debiera), Dick York... Por último, destacar la dirección de Kramer que aborda el tema como denuncia pero sin caer en una propaganda excesiva y la magnífica fotografía en blanco y negro de Ernest Lazzlo.
Buen cine judicial basado en hechos reales.
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