Kubrick decidió adentrarse en el género de terror rompiendo sus moldes tradicionales: penumbra, sobresaltos, monstruos/zombies, etc. Rueda con mucha luz, planos amplios, escenarios impolutos y prefiere el suspense al sobresalto. Explota como casi nadie ha conseguido el terror psicológico y la angustia de un escenario amplio pero cerrado. Nadie podía imaginar que un niño en triciclo por unos laberínticos pasillos podía asustar al espectador, pero ahí han quedado esas escenas para la historia. La banda sonora es tan austera como la estética visual, pero enormemente efectista, realmente estupenda. Y el otro aspecto que sobresale espectacularmente es la inquietante interpretación de Jack Nicholson. Su trabajo dando vida al ya mítico Jack Torrance es simplemente espeluznante. También estremece la actuación del niño, Danny Lloyd. Es altamente recomendable ver la versión original porque la doblada destrozó la película.
Una de las mejores cintas de terror.
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