Película de 2012 dirigida por Fisher Stevens. Tras pasar muchos años en la cárcel, un tipo sale bajo la condicional y le espera su mejor amigo. Juntos se van a celebrar el momento pero el amigo tiene el mandato bajo amenaza mortal de matarlo antes de la mañana siguiente. Es todo un dilema porque realmente siente la amistad pero también sabe que no le perdonarán si no lo ejecuta.
Cinta que trata sobre la vejez de unos matones muy veteranos que, a modo de la estupenda Atrapado por su pasado, no pueden escapar de su pasado. El guión es francamente pobre y pretende mezclar el drama de la vejez y el inevitable desenlace que conocen con comedia mediante alguna escena y chistes muy vistos, lo que no funciona en absoluto. Stevens parece querer copiar o continuar otras películas míticas sobre la mafia pero fracasa por completo. Lo único que la salva es la presencia de una pareja de actores legendarios como Al Pacino y Christopher Walken, a los que acompaña un rato otro gran intérprete como Alan Arkin. Sólo el placer de verlos ya compensa los defectos de la película, pues es increíble cómo enriquecen sus papeles y le dan un peso específico a cada plano en que aparecen. Entre ellos destaca Walken porque Pacino parece que tenía o quería parodiar un poco alguno de los papeles míticos que le encumbraron. Una pena que no tuvieran mejor material y más talento alrededor para haber completado otra gran película.
Fallida aunque con actores inmensos.
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