Película de 1999 dirigida por David Koepp. Unos amigos bromean tras la cena y charlan sobre el hipnotismo pues una de ellos dice saber hacerlo. Como alguno se muestra muy escéptico, le hipnotiza con éxito. Tras el trance no se siente bien y vuelve a casa con su mujer e hijo de 7 años, quien lleva algún tiempo hablando con un amigo invisible. Desde ese momento el hombre empieza a ver visiones que se convierten en realidad poco tiempo después, y descubre que el amigo del niño es en realidad el fantasma de una chica.
Adaptación de la novela homónima (del título original) de Richard Matheson sobre un hombre ordinario que empieza a tener visiones de cosas que van a ocurrir pero que se convierten en pesadillas cuando el fantasma de una chica desaparecida acude a él en busca de ayuda. Es Koepp, de los guionistas más exitosos de la época, quien escribe y dirige esta cinta de misterio y hasta algo de terror basado en el clásico argumento del fantasma que se aparece para que alguien haga algo y pueda descansar en paz. Como suele ser habitual y para añadir algo más de tensión, hay un niño por medio aunque no sea el personaje clave. Por lo tanto, no es especialmente original pero sí está hecha con oficio y mantiene el interés del espectador durante toda la película. Se van desgranando poco a poco las claves de la intriga y va subiendo el suspense de forma sostenida hasta el desenlace. Uno de los aspectos que ayudan son las interpretaciones, especialmente la del siempre sólido Kevin Bacon que se desenvuelve muy bien en este tipo de papeles misteriosos y atormentados.
Entretenida cinta de terror, no muy original pero bien hecha.
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