Película de 2015 dirigida por Steven Spielberg. Tras la fracasada invasión de Bahía de Cochinos, el gobierno americano se ve presionado a hacer algo contra los soviéticos en uno de los momentos álgidos de la Guerra Fría y acaba deteniendo a uno de sus espías más importantes infiltrado en su país. Lo llevan a juicio aunque todo el mundo lo quiere condenar a muerte y se le pide su defensa a un prestigioso abogado que se ha centrado en seguros. Su elevado apego al derecho y a la Constitución le harán esforzarse y hasta tener una visión mayor que hasta la propia CIA.
Spielberg cuenta la historia real de un abogado que acabó convirtiéndose en uno de los negociadores más importantes de la agencia de inteligencia americana durante la Guerra Fría. Es una cinta de espionaje atípica porque no se centra en las actividades de los agentes sino en su comportamiento una vez atrapados y del trato y visión que se tuvo sobre los soviéticos por parte de los EE.UU. El director imprime un ritmo sosegado y va creando una atmósfera de creciente tensión para llegar a un espléndido final. Sobrarían algunos minutos en la primera parte, durante el proceso legal contra el espía ruso y los preparativos de los americanos para espiar las bases aéreas soviéticas, mientras que el último tercio es magnífico. Se centra en los personajes principales como parte clave de la historia, lo cual brilla gracias al trabajo de sus protagonistas, especialmente Mark Rylance que hace un trabajo soberbio, siendo el protagonista el solvente Tom Hanks. Es una película seria, muy sobria, pero que envuelve al espectador con habilidad en la tensión que se vivía en la época. La ambientación y caracterización está muy conseguida.
Buena y bien realizada.
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