lunes, 19 de febrero de 2018

Florence Foster Jenkins


Película de 2016 dirigida por Stephen Frears. Una rica heredera de avanzada edad y enferma, decide hacer realidad su sueño de cantar ópera pensando que tiene una buena voz. Lo que ocurre es que los que le rodean o no quieren herir sus sentimientos y, directamente, son pagados por su marido para que no hablen mal de ella. Así consigue tener buenas acogidas hasta que decide actuar en un gran teatro y el marido no puede controlar todo.
Frears retrata la última parte de la vida de una persona que fue considerada la peor cantante de su época, y lo hace desde un punto de vista bastante cómico pero también dejando una huella dramática relevante. Sin duda que la lección que deja es que hay que perseguir los sueños y la reflexión es si está bien que te adulen para hacerte feliz o sólo te dañan más porque  no conoces la realidad. En este caso en particular, además, la protagonista tiene una grave enfermedad y el tratamiento es severo, por lo que seguro que uno de estos aspectos influían sobre su percepción. La cinta está rodada con elegancia y ofrece momentos delirantes acompañados por otros más serios o incluso desconcertantes. Si con cualquier actuación Meryl Streep se convierte en un pilar de la película, en esta ocasión lo representa casi todo y es crítica para hacerla sobresalir. Su interpretación es magnífica y no desaprovecha este papel tan peculiar para destacar una vez más. Está bien acompañada por un Hugh Grant ya veterano y que se deshace de sus "latiguillos" más frecuentes, además de otros secundarios.
Divertida pero con una parte dramática importante.

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