Película de 2018 dirigida por Javier Fesser. El segundo entrenador de un prestigioso club de baloncesto vive una mala racha personal y empeora su mal carácter, tanto que acaba siendo condenado por un juez a realizar labores sociales. El destino elegido es un equipo de baloncesto para personas con discapacidad intelectual. Nada más verlo piensa que es insufrible e imposible, pero no tiene más remedio que trabajar con ellos.
Fesser coescribe y dirige con valentía y talento una cinta sobre un equipo de discapacitados intelectuales. No es un tema nada fácil pues con mucha facilidad se cae en la ternura lacrimógina o en el insulto despreciable, por lo que no son muchos lo que se adentran en este terreno y salen airosos. Pero Fesser triunfa con una comedia muy sensible y que nos enseña humildemente a todos unas realidades que tenemos delante de nuestras narices y que, con frecuencia, no solemos apreciar. Consigue dar humanidad y cierta profundidad a sus personajes sin llegar a renunciar al buen humor. Es divertida y con algunos momentos tronchantes, pero también tiene otras escenas que llegan al corazón de una forma directa y dejando huella. Es muy recomendable para ver en familia aunque tiene a veces un lenguaje (algunas palabras) muy fuera de tono para los peques. Gran película, muy entretenida, muy sensible y con valiosas enseñanzas y reflexiones.
Muy buena.
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