sábado, 5 de febrero de 2011

Ipcress

Película de espionaje de 1965 dirigida por Sidney J. Furie. Al agente Harry Palmer, conocido por no respetar mucho los procedimientos pero altamente eficaz, le encomiendan la búsqueda de un científico que has sido secuestrado. El gobierno británico teme que le hagan un lavado de cerebro como a otros científicos anteriores. Pero conforme Palmer se mete en el caso la situación se complica al creer que hay alguien infiltrado en sus filas.
Interesante aunque algo irregular thriller de espías. Furie crea un detective a lo 007 pero mucho más humano y, por tanto, creíble. El comienzo es muy bueno, creando una situación que atrae la atención del espectador de inmediato. Pero luego baja el ritmo durante un buen rato, tanto que incluso hace que nos preguntemos por la naturaleza de la misión. En la segunda mitad parece reencontrar la línea argumental para mantenerla con interés hasta el final. Lo mejor es la interpretación de un gran Michael Caine y la banda sonora del maestro John Barry. El guión adolece de esa"pérdida en el desierto" tras el arranque, aunque luego se recompone con las pistas que se encuentra el protagonista y el suspense que se crea con el infiltrado. Furie tampoco aporta una dirección apropiada, tanto por el ritmo como las tomas que va eligiendo para las escenas. Es una pena porque la cinta apuntaba mucho más alto, pero la ralentización del ritmo inicial rompe completamente del desarrollo de la trama.
Entretenida aunque un poco lenta en algunos momentos.

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