Anderson hace una película muy peculiar, intimista, que refleja el inicio de la búsqueda del "oro negro". Con un estilo muy sobrio nos da una visión de la américa rural de la época y de la ambición desmedida que generaban las búsquedas de metales, petróleo, etc. El propio Anderson es autor del guión adaptando la novela de Upton Sinclair, con una gran fuerza narrativa. La cinta sirve de vehículo de lucimiento de un soberbio Daniel Day-Lewis, que consigue producirnos escalofríos. Otros aspectos destables son la banda sonora de Jonny Greenwood y la magnífica dirección artística. Hay escenas memorables gracias al ritmo y perspectiva que da Anderson, la música y la interpretación de Lewis. Las dos primeras horas son excelentes, pero la última media hora no mantiene ese nivel y va a menos, con un final que resta calidad a la obra.
Buena película, que por momentos impresiona pero con un final indigno para el nivel que tiene.
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