Ya en la portada nos revela la sorpresa que esconde esta versión: "Conozca al detective más frande del mundo y su incompetente socio: Sherlock Holmes". Por lo tanto, Eberhardt quiere no sólo contar otra increíble historia de sagaces deducciones para atrapar a los más criminales más inteligentes, sino que remueve los cimientos puestos por Conan Doyle para hacernos reir (tal vez para compensar tantos años y versiones tan injustas con el doctor Watson, como las protagonizadas por Basil Rathbone y Nigel Bruce). El cambio de roles nos brindará diálogos y situaciones realmente cómicas, además de parodiar muchos de los tópicos sobre el personaje. En todo ello hay muestras del fino humor británico, pero también otras bromas más ramplantes. El resultado es un interesante caso que pierde intriga al introducir la parodia pero que nos hará reir en bastantes ocasiones. Michael Caine y Ben Kingsley están bien en sus respectivos papeles, con el añadido de que el espectador no se los espera en este tipo de películas. Por último, destacar la bonita banda sonora del gran Henry Mancini.
Simpática parodia de los casos del famoso detective.
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