Película de 1996 dirigida por Roland Emmerich. Un objeto enorme es detectado cerca de la luna y se sospecha que pueda ser una nave, lo cual se confirma al dividirse en múltiples partes que se dirigen a la Tierra. Se sitúan sobre las principales ciudades del mundo creando la duda sobre la intención que traen los extraterrestres. Un hombre detecta una extraña comunicación y llega a la conclusión que es una cuenta atrás, estando convencido que al terminar se producirá un ataque masivo, por lo que avisa al presidente de los EE.UU.
Superproducción que Emmerich coescribe y dirige sobre un posible final de la Humanidad que fue un enorme éxito de taquilla y que el año que viene verá su primera secuela. Explota a lo grande el argumento ya utilizado de un ataque alienígena, aprovechando para ello los efectos especiales del momento para crear un entretenido espectáculo. Se recrea en exceso con algunos patriotismos tontos que consiguen alargar la duración hasta casi las dos horas y media, haciendo que en algunos momentos el ritmo baje. Por lo demás, es una trama interesante que se desarrolla con algunas irregularidades pero que mantiene el interés del espectador (si no es demasiado exigente y espera lo que no es) y le hace pasar un buen rato. Tiene un reparto con caras conocidas pero que no se lucen: Bill Pullman, Jeff Goldblum, Will Smith, Mary McDonell, etc.
Cine palomitero 100%.
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