Película de 2011 dirigida por Sebastian Borensztein. Roberto es un hombre que vive en la amargura por una tragedia ocurrida hace 20 años. Vive solo y tiene una ferretería como medio de vida. Un día se encuentra junto al aeropuerto cuando ve a un chino perdido y decide ayudarle. El problema que se encuentra es que no tiene donde llevarle y le da pena dejarlo en la calle, por lo que decide llevarlo a casa a pasar la noche. Al día siguiente vuelven a emprender la búsqueda de un pariente e incluso van a la embajada pero sin suerte, así que se encuentra con el dilema de lo que hacer con el joven.
Producción argentina escrita y dirigida por Borenzstein con tintes cómicos pero con un fondo dramático. Tiene un estilo bastante peculiar porque durante el desarrollo de la original historia que cuenta introduce escenas donde el protagonista se imagina en medio de una acción que lee en el periódico. Por la singularidad del personaje (y por alguna disparatada escena) recuerda a cintas como Amelie o Mejor imposible y, aunque está bastante bien, no está a su altura. La historia es bonita y simpática, muy humana en lo bueno y en lo malo, y tiene unas buenas interpretaciones de todo el reparto en general donde destaca Ricardo Darín por los matices y humanidad que da al protagonista. Consigue emocionar y hacer reír al espectador haciéndole pasar un buen rato, por lo que consigue en buena medida su objetivo.
Bonita y de buen nivel.
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