Película de 1948 dirigida por el maestro Howard Hawks. Un vaquero se implanta en una zona semidesértica de Texas con el sueño de crear el rancho más grande del Estado. Poco más de una década después lo consigue, todo con la ayuda de un buen amigo y un chico que adoptó tras perder a su familia en un ataque indio. Pero todo está en riesgo porque tiene que vender el ganado y para ello debe llevarlos hasta otro estado donde llega el tren. Sin dudarlo, emprende un viaje con 10.000 cabezas y un puñado de hombres enfrentándose a los indios, los cuatreros, el desierto...
Western épico, una de las grandes obras del género, basado en la novela de Borden Chase y adaptada por él mismo. Los personajes son los pioneros que se establecieron en el oeste pero la película es de itinerancia, un hermoso homenaje a aquellos valientes hombres que se enfrentaban a multitud de peligros al llevar el ganado desde los enormes prados tejanos hasta otros estados para conducirlos al noreste del país. Tiene muchas virtudes pero cabría destacar su calidad narrativa, sus personajes principales, la brillante dirección y las interpretaciones. La historia está bien desarrollada y contada, con unos caracteres muy interesantes que tiene unas relaciones que van evolucionando con la aventura. Ayuda mucho que las interpretaciones sean espléndidas, empezando por el debutante Montgomery Clift y terminando por el legendario John Wayne, y sin olvidar al incomparable Walter Brennan. Todo manejado por el talento de Hawks, que deja impresionado al espectador con escenas tan complicadas como la de la estampida. Sabe rodar magistralmente las aventuras pero sin abandonar la historia que cuenta.
Estupendo western
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