Película de 2009 dirigida por Scott Hicks. Tras perder a su esposa, un hombre se queda viviendo solo con su hijo de seis años. Asumir ese trágico suceso es muy duro pero, además, tiene que aprender a llevar la casa y a criar al niño. Coincide también que su hijo adolescente de un matrimonio anterior y que vive en Inglaterra, se va a pasar unas vacaciones con ello, lo cual complica aún más la situación. Intentará hacerlos felices y compatibilizarlo todo con su trabajo.
Historia real llevada a la gran pantalla sobre un padre que se queda viudo y tiene la determinación de seguir adelante con sus dos hijos con un estilo de vida poco convencional. Hicks rueda un drama con cierta elegancia pero al que le falta intensidad. Además, el personaje principal, el padre, no transmite todo el realismo que debiera, siendo el motivo un perfilado inadecuado en el guión y una interpretación de Clive Owen desigual. Los caracteres infantiles y los femeninos están mejor retratados y funcionan bien, pero lo primero lastra considerablemente el resultado final. Por otro lado, hace un buen uso de la música y la fotografía, dejando buenos momentos.
Regular.
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