Película de 2015 dirigida por Colin Trevorrow. Han pasado más de dos décadas desde el desastre de Jurassic Park y el parque temático que se abrió en el mismo sitio aunque con mayores medidas de seguridad funciona con normalidad. Tanto es así que incluso los accionistas piden que se generen nuevas criaturas que lo revitalicen y atraiga a más visitantes. Se está ultimando la presentación de un nuevo saurio que han desarrollado los científicos del parque mezclando varios genes de varias criaturas para que impacte en el público. Pero no son conscientes de lo que han creado.
Veintidós años después de que Spielberg asombrara a todos con Jurassic Park, aparece la cuarta entrega de la saga aprovechando todos los adelantos técnicos para deslumbrar a los espectadores. Y a juzgar por la recaudación en las salas, está claro que lo ha conseguido (ya se está preparando otra secuela para seguir explotando el filón). La historia es similar a la original y Trevorrow intenta imitar en lo posible a Spielberg en cuanto a ritmo y desarrollo de la intriga y acción. Ello hace que sea una cinta entretenida de aventuras con una calidad técnica muy elevada y una artística decente. Le sobran algunas escenas que intentan dramatizar y humanizar la trama con la familia protagonista y que no alcanza su propósito. La pareja que encabeza el reparto, Chris Patt y Bryce Dallas Howard, funciona y muestra bastante química. En general, se trata de cine comercial realizado con muchos medios y que entretiene al espectador que sabe, más o menos, lo que le espera.
Entretenido cine palomitero.
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