martes, 20 de diciembre de 2016

A propósito de Schmidt


Película de 2002 dirigida por Alexander Payne. Un ejecutivo se jubila y se ve desubicado sin su rutina y sintiendo que ha sido desplazado por un joven sin experiencia. Decide apadrinar un niño en el tercer mundo y le escribe para tener contacto, siendo justo en los momentos en que escribe cuando da rienda suelta a sus verdaderos sentimientos. Pero lo está por venir no ayudará a su estabilización sino todo lo contrario.
Adaptación de la novela homónima de Louis Begley,  que es parte de una trilogía, coescrita por el propio Payne y que realizó bastantes cambios en la historia (aunque el autor consideró que los temas importantes los había recogido bien y con sensibilidad). Y es que realmente toca varios temas complejos como son las relaciones de pareja, las de padres e hijos (incluyendo los políticos), la vejez, las diferencias en educación, etc. Todo ello tiene tintes dramáticos pero Payne utiliza la comedia como vehículo para amenizar (que no banalizar) haciendo que el resultado sea muy entretenido aunque dejando un poso interesante en el espectador. El guión y la dirección están a muy buena altura, dotan la historia de fluidez y consiguen combinar adecuadamente los momentos más agrios con los más cómicos. Cuenta además con un pilar enorme en la interpretación del genial Jack Nicholson que vuelve a lucirse en un papel que le va como anillo al dedo, haciendo que su personaje pueda pasar rápidamente de parecer un insensible despreciable a un tierno abuelo. Tiene secundarios de gran nivel como Kathy Bates y Dermot Mulroney entre otros. Emociona, conmueve y hace reír.
Buena

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