Película de 2001 dirigida por Alejandro Amenábar. Una mujer vive con sus dos hijos en una enorme mansión a la espera de que su marido regrese de la II Guerra Mundial. Contrata a tres nuevos sirvientes para que le ayuden con la casa pues tiene mucho trabajo, además de tener que atender a los niños quienes sufren de fotosensibilidad, de forma que las ventanas y puertas deben estar siempre cerradas durante el día. Pero empiezan a sentir ruidos y la niña asegura que hay visitantes en la casa, atemorizando a la madre y a todos.
Cinta escrita y dirigida por Amenábar con los ingredientes clásicos del género: gran mansión y antigua, niños, apariciones, personajes desconcertantes... Narra una historia con tintes clásicos y con una atmósfera muy conseguida, pero apuesta demasiado por un desenlace que puede deslumbrar pero que hace que no soporte bien nuevos visionados. Para colmo de males, se estrenó meses después de una famosa producción americana que jugaba con algo similar y que arrasó en taquilla. Aún así tuvo muy buena acogida de público y crítica. La ambientación es excelente y el grupo de actores funciona bastante bien, con Nicole Kidman y Fionnula Flanagan a la cabeza, muy bien realizada en general aunque no termina de tener el gancho de la ópera prima del director. A pesar de su calidad técnica le falta calidez, que el espectador empatice más con los protagonistas y se sumerja en la historia.
Buena aunque algo fría.
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