Película de 2016 dirigida por Gareth Edwards. El imperio tiene sometido a toda la galaxia gracias a sus tropas y sus armas de todo tipo, pero aún quedan focos de resistencia que luchan por una liberación. El ingeniero que está al frente de la construcción del arma más poderosa del imperio manda a un piloto a la resistencia para que desvele el punto débil que ha introducido. Pero deben hacerse con los planos de ese arma, llamada Estrella de la muerte, para poder hacer efectivo un ataque.
Tras la adquisición de la famosa saga a George Lucas, Disney planificó cómo explotarla en todos los sentidos, estableciendo la continuación cinematográfica de la serie y varios episodios paralelos (como unos spin-off). Rogue One es el primero de este tipo y cuenta una historia que se sitúa entre los episodios III y IV, concretamente la complicada tarea de conseguir los planos de la Estrella de la muerte para que la Alianza pueda destruirla. Es una cinta llena de aventuras y acción que enlaza perfectamente con los capítulos anteriores y posteriores, además de los guiños que hace a los aficionados a la saga. La componente bélica tiene más contundencia e intensidad en esta entrega, especialmente esa componente de guerrilla que debe tener la resistencia. Los personajes tienen calado suficiente como para coger el protagonismo y no quedar en la sombra de los principales de la saga, tarea muy complicada. Edwards le da carácter y energía, dejando secuencias muy buenas de acción y creando una trama con contenido suficiente para encajar en el puzle galáctico. La pareja protagonista funciona muy bien con Felicity Jones y Diego Luna saliendo airosos del reto. Impresionan las recreaciones digitales de algunos actores aunque, posiblemente, sean controvertidas. Los aficionados están de enhorabuena porque no se trata sólo de un bonito envoltorio para engordar las arcas de la productora.
Buena.
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