Película de 2016 dirigida por Raúl Arévalo. Un
presidiario sale tras ocho años encerrado por participar en un robo a una joyería en el que
hubo una víctima mortal y otra que quedó en estado vegetativo. Fue el único
detenido y no delató a sus compañeros, pensando en rehacer su vida tras la
condena. Se encuentra a su novia, su cuñado y amigos junto a un personaje algo
enigmático que, sin que sospeche, ha mantenido relaciones con la novia. Pero
ese personaje esconde algo más profundo y está a punto de desatarlo.
Primer trabajo tras las cámaras de Arévalo eligiendo
un thriller intenso y frío que, además, coescribe. La puesta en escena, el comportamiento de los
personajes, el desarrollo de las relaciones, el ritmo,… todo está alineado para
crear una atmósfera de intriga que va inquietando de forma creciente al
espectador. Está bastante bien conseguida y no se juega todo a lo que el
espectador pueda prever ya que tiene contenido suficiente en el desarrollo y
desenlace para acabar dejando un buen sabor de boca. La estructura elegida así
como algunas escenas recuerdan a otras cintas del género, pero no la
desmerecen. Sí que cae en algunos convencionalismos del cine español
innecesarios con algunas escenas de sexo explícito. El reparto funciona bien
destacando su protagonista, un acertado Antonio de la Torre que muestra muy bien la contención y suspense
de su personaje.
Buena
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