sábado, 11 de diciembre de 2010

Tempestad en la cumbre



Estupenda y poco conocida película de 1951 dirigida por Douglas Sirk. Una condenada a muerte está siendo llevada a la ciudad donde se ejecutará la sentencia pero, debido a unas lluvias torrenciales que provocan la inundación de la zona, deben refugiarse en un convento-hospital. Allí despierta la antipatía de todos los que se han refugiado salvo de una de las hermanas que empieza a creer en su inocencia e intentará demostrarlo.
Es un drama de misterio basado en la obra de teatro Bonaventure de Charlotte Hastings adaptada por Oscar Saul y Andrew Sault. El escenario es inmejorable para crear tensión y suspense: un tiempo terrible con tormentas, una zona rural inundada, un convento-hospital donde se refugian los aldeanos y la condenada con sus vigilantes y una monja obstinada y con remordimientos tales que le hacen simpatizar con la criminal. Aunque al guión le falta algo de más ingenio en algunos diálogos y no crea muchas dudas sobre quién podría ser el auténtico asesino (si es que no es la condenada), Sirk consigue rodar una película consistente y de buena calidad. Tiene elementos que elevan tanto el misterio como el nivel de la cinta, y desarrolla la trama de manera inteligente para mantenernos en suspense hasta el final. El reparto es bastante bueno, contando con la siempre extraordinaria Claudette Colbert en un papel muy alejado de su registro habitual, y con secundarios de altura como Gladys Cooper, Robert Douglas y Ann Blyth. Destacar también la fotografía de William H. Daniels. Como curiosidad, veremos algunas escenas que bien pudieron servir de inspiración a Alfred Hitchcock para su obra maestra Vértigo.
Buena película y muy entretenida. Para descubrir.

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