Clásico de 1951 dirigido por Mervyn LeRoy. Un general romano regresa a Roma tras varias campañas triunfales por Europa. Enseguida se enamora de una rehén que vive con un anciano general, por lo que le pide al emperador Nerón que se la dé como recompensa. La chica y su familia adoptiva siguen una religión que está empezando a causar cierto temor al emperador, el cristianismo.
Magnífica superproducción, con espectaculares decorados, grandes estrellas de Hollywood y un marco histórico y religioso. LeRoy demuestra saber coordinar todos los componentes en su mano para construir un relato entretenido y visualmente muy llamativo. Entre todo esto destaca el magistral trabajo de Peter Ustinov como el inolvidable Nerón, pues desde su papel secundario ensombrece al resto de actores. Tiene algunas escenas que han pasado con mayúsculas a la Historia del cine, como la del circo romano. Todo en ella está cuidado y trabajado con grandes medios, como los numerosos extras, los animales, la recreación de los edificios romanos, el llamativo vestuario, etc. Acompañando a Ustinov están los protagonistas Deborah Kerr y Robert Taylor en la cima de sus respectivas carreras.
Imprescindible.
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