Película de 2013 dirigida por Jean-Marc Vallée. Un joven heterosexual de vida desordenada es diagnosticado con sida, lo que le cuesta creer porque en ese momento se pensaba que era una enfermedad de homosexuales. Busca desesperadamente medicinas aunque estén en fase de prueba pero sólo las consigue de forma ilegal hasta que, poco a poco, va creando una trama legal con la apariencia de un club para importar medicinas legales en otros países pero no en los EE.UU. Pero el organismo federal que se encarga de aprobar los nuevos medicamentos persigue este tipo de artimañas.
Vallée trae la historia real de Ron Woodroof, un hombre normal (aunque con una forma de vida peculiar) que se enfrenta a una enfermedad mortal y se encuentra de forma sorprendente luchando con un organismo oficial del gobierno para poder buscar los medicamentos que pudieran ayudarle. Muestra la fina línea que separa el objetivo de dicho organismo, la seguridad para los ciudadanos ante las medicinas, con el sinsentido o incluso la corrupción. Es una historia muy interesante y humana, rodada con mucho realismo y que hace que el espectador empatice con el protagonista a pesar de lo muy diferente que pueda ser. Tiene dos pilares fundamentales, un eficaz guión original y las soberbias interpretaciones de sus protagonistas, Matthew McConaughey y Jared Leto, arrasando con buena parte de los premios que se conceden. Los dos se meten física y mentalmente en sus respectivos papeles ofreciendo un brillante recital de actuación. Es más llamativo el caso del primero al ver el deterioro físico que muestra tras estar acostumbrados a verlo en buena forma en otras cintas.
Estupenda película sobre hechos reales.
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