viernes, 12 de agosto de 2011

Casablanca

Obra maestra de 1942 dirigida por Michael Curtiz. Durante la II Guerra Mundial existe una via de salida de Europa que partía de Francia hacia Casablanca, de allí a Lisboa y luego a USA. El problema era conseguir un visado o salvoconducto en la Casablanca francesa de la época, por lo que muchas personas quedaban allí retenidas eternamente. En Casablanca el local más de moda es el del americano Rick, quien es sorprendido por una antigua amante que aterriza allí con su marido, un conocido activista antinazi, buscando la manera de conseguir el visado en el mercado negro. Este hecho remueve los recuerdos de Nick, especialmente cuando acaban pidiéndole ayuda para coger el avión a Lisboa.
Clásico entre los clásicos, pocos son los que no han visto esta cinta y ninguno el que no ha oído hablar de ella. Es una gran historia de amor y de sacrificio que perdura en el tiempo. El excepcional guión es de Epstein y Koch, basados en la novela de Burnett y Alison, que además de tener una buena estructura y perfilar unos personajes míticos, nos deja varias escenas en que los diálogos han pasado a los anales del cine. Otra piedra angular es el acierto del reparto, pues es inmejorable la química y las interpretaciones de Humphrey Bogart (en su primer papel romántico) y Ingrid Bergman. Pero igualmente brilla Claude Rains, con un papel secundario pero que lo eleva a primera fila gracias a su buen hacer, dándole un carácter parte villano, parte cómico, parte repugnante y parte encantador. Entre el resto del reparto, destacar la breve pero estupenda aparición de Peter Lorre, Sydney Greenstreet y Paul Henreid. La dirección de Curtiz es magnífica, muy elegante y sutil, y el resto de aspectos están igualmente afortunados, como la extraordinaria fotografía de Arthur Edeson, la inolvidable banda sonora de Max Steiner (una de las más conocidas de todos los tiempos), el montaje, dirección artística, etc.
Imprescindible.

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