Clásico entre los clásicos, pocos son los que no han visto esta cinta y ninguno el que no ha oído hablar de ella. Es una gran historia de amor y de sacrificio que perdura en el tiempo. El excepcional guión es de Epstein y Koch, basados en la novela de Burnett y Alison, que además de tener una buena estructura y perfilar unos personajes míticos, nos deja varias escenas en que los diálogos han pasado a los anales del cine. Otra piedra angular es el acierto del reparto, pues es inmejorable la química y las interpretaciones de Humphrey Bogart (en su primer papel romántico) y Ingrid Bergman. Pero igualmente brilla Claude Rains, con un papel secundario pero que lo eleva a primera fila gracias a su buen hacer, dándole un carácter parte villano, parte cómico, parte repugnante y parte encantador. Entre el resto del reparto, destacar la breve pero estupenda aparición de Peter Lorre, Sydney Greenstreet y Paul Henreid. La dirección de Curtiz es magnífica, muy elegante y sutil, y el resto de aspectos están igualmente afortunados, como la extraordinaria fotografía de Arthur Edeson, la inolvidable banda sonora de Max Steiner (una de las más conocidas de todos los tiempos), el montaje, dirección artística, etc.
Imprescindible.
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