Segunda entrega de la saga dirigida por George Lucas en 2002. Han transcurrido 10 años y el pequeño Anakin es ya un joven aprendiz de Jedi y la reina Amidala es senadora. La República está en crisis debido a un movimiento separatista y la senadora es objeto de atentados, por lo que se le pide a Obi-Wan y Anakin que la protejan. En la investigación Obi-Wan descubre que alguien haciéndose pasar por un Jedi encargó un ejército de decenas de miles de clones que ahora están listos para entrar en guerra. Por su lado, los separatistas también tienen otro ejército de robots que pretenden usar contra la República. Con la amenza separatista, el Canciller consigue que el senado le dé cada vez más poderes y mantiene su acercamiento a Anakin.Espectacular segunda entrega de la saga manteniendo la imaginación de toda la historia. Empieza a contarnos uno de los asuntos más interesantes para los aficionados a la misma: cómo Anakin va acercándose al lado oscuro. Lucas vuelve a hacer un pequeño homenaje a las legendarias cintas de romanos, pues si en la anterior nos recordaba a Ben Hur y su carrera de cuádrigas, en ésta tenemos una escena similar a la de Quo Vadis en el coliseo con el sacrificio de los dos protagonistas y el guardaespaldas de Deborah Kerr. Es muy entretenida, vibrante en todo momento, aunque los incondicionales de la clásica trilogía no lleguen a encontrar la misma magia. Es más seria y siniestra que la primera, comenzando la escalada que debe haber en la tragedia que supondrá que un Jedi se convierta al lado oscuro. Vuelven a destacar los efectos especiales, el grupo de actores (con la incorporación del excelente Christopher Lee, al que vale la pena escuchar en versión original, y un mejor trabajo de un ya maduro Ewan Mc Gregor) y la mítica música de John Williams que añade nuevos temas de bella factura.
Muy entretenida y espectacular.
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