Película de 2012 dirigida por Christopher McQuarrie. Cinco personas son asesinadas indiscriminadamente por un francotirador que es capturado por la policía gracias a las pruebas encontradas en el lugar desde donde disparó. Se trata de un excombatiente de Iraq y, cuando le piden su confesión, sólo dice que traigan a Jack Reacher. Tras el desconcierto inicial, aparece este hombre que ha ido a buscar al asesino tras ver la noticia de su detención. El fiscal y el propio Reacher están convencidos de su culpabilidad, pero su abogada no, y le pide a este último que investigue. Poco después se convence que todo ha sido una trampa en la que el supuesto asesino es una cabeza de turco.
McQuarrie escribe y dirige esta adaptación de una de las novelas protagonizadas por Jack Reacher, personaje de ficción creado por Lee Child. Es una especie de James Bond mucho más rudo, bruto y sin glamour. La trama es bastante buena, la clásica historia del falso culpable pero debido a una conspiración y no por error, y el desarrollo está bien aunque se queda un poco a mitad entre acción e investigación, además de presentar una lamentable y absurda relación entre la abogada y el investigador. Su punto más débil son las interpretaciones de los protagonistas, especialmente Tom Cruise y Rosamund Pike, que hacen que todo parezca una pantomima, con una carencia absoluta de credibilidad. Hay planos y escenas que parecen hechas expresamente para el lucimiento del exitoso actor, quien padece de un enorme narcisismo. Solamente los veteranos Robert Duvall y Werner Herzog aportan seriedad y profesionalidad al grupo de actores. Las escenas de acción están bien realizadas, con buen ritmo y realismo.
Interesante aunque con mal trabajo de los protagonistas.
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