Película de 2009 dirigida por Mark Neveldine y Brian Taylor. Estamos en un futuro no muy lejano donde hay dos videojuegos que mezclan realidad y ficción con un éxito arrollador. Uno es de sociedad y el otro de combate, donde los jugadores controlan a humanos reales gracias a la nanotecnología que consigue implantar células en el cerebro de aquellos que se quieren controlar (en el caso del juego de guerra se trata de condenados a muerte) y reciben las órdenes de los jugadores. Pero hay un grupo de humanos que piensa que esta tecnología es altamente peligrosa y que su creador puede utilizarla para otras cosas, por lo que lucha para que desaparezca. Para ello ayudarán a liberar al guerrero más conocido y sacarlo del juego.
Neveldine y Taylor escriben y dirigen esta sangrienta película que pretende ser crítica y visionaria con la sociedad actual, llevando al límite algunos aspectos de ella. Como crítica está bien aunque sea algo pretenciosa, pero cae excesivamente en la violencia y sexo gratuito (aunque pudiera ser para resaltar el apetito actual por ambos aspectos). Aparte de esto poco se puede decir en positivo, pues el guión es muy malo ya que sólo se limita a concatenar escenas de acción y que buscan el impacto visual sin reparar mínimamente en que tengan mucho o poco sentido, por no hablar de los pésimos diálogos. Las interpretaciones están a la altura del guión y la dirección, haciendo que el resultado sea hasta poco entretenido.
Mala.
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