Película de 1995 dirigida por Mel Gibson. Tras criarse con su tío por quedarse huérfano, William Wallace regresa a su poblado escocés al comienzo del siglo XIV. Se encuentra un país sometido por los ingleses hasta un extremo insoportable, lo que acaba haciendo que se levante en armas contra ellos. Poco a poco se le van uniendo compatriotas y va venciendo a las tropas inglesas contra todo pronóstico. El rey de Inglaterra no dudará en hacer los planes más retorcidos posibles para aniquilar la rebelión.
Excelente cinta en todos los aspectos que sorprendió al tratarse de la segunda película dirigida por el galáctico actor Mel Gibson y porque se atrevía con una superproducción de tres horas de un género poco frecuentado en las últimas décadas. Pero el director salió victorioso del reto pues cautivó al público y a la crítica con una historia épica de aventuras y romance. El estupendo guión original está escrito por un Randall Wallace que conoció la historia de este héroe escocés cuando viajó a este país para acercarse a las raíces de su familia. Lo más destacable es la dirección de Gibson, especialmente en las complicadas escenas de batalla, donde se atreve a mostrar con más crudeza lo que suponen aunque sin cebarse en lo desagradable. Sabe enseñar detalles de la lucha y compaginarlas con tomas más generales para seguir la evolución del combate, haciendo estas escenas más realistas e intensas de lo que se había visto con anterioridad. También combina muy hábilmente la acción con la historia y con la dramatización del romance, demostrando su talento narrativo. Tiene estupendos personajes y un reparto muy acertado de actores no muy conocidos y que luego se han abierto paso como Brendan Gleeson y Brian Cox. Otro aspecto destacable es la maravillosa banda sonora de James Horner y que se ha consolidado como de las mejores en los últimos tiempos.
Muy buena.
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