Película de 2016 dirigida por Bryan Singer. Aunque se pensaba que los mutantes se originaron en el siglo XX, en unas excavaciones de Egipto despierta uno que llevaba miles de años dormido. Vivió en el esplendor de la cultura egipcia e iba acumulando los poderes de otros mutantes, lo que le convirtió en una especie de Dios. Ahora ve con decepción cómo es la sociedad y quiere reclutar a un pequeño grupo de mutantes para acabar con ella. Por otro lado, los X-Men intentarán frenarlo.
Tercera entrega de la saga-precuela de los X-Men de la Marvel, que en conjunto es la más numerosa de esta productora y fabricante de superhéroes. Mantiene un nivel técnico fantástico así como las aventuras que contiene, asegurando el entretenimiento para los aficionados. Sin embargo sí se perciben síntomas de fatiga pues no tiene la frescura y chispa de las anteriores. Le faltan más golpes de humor pues, salvo una escena estupenda con el chico veloz, se ve menos simpática de lo que suele ser el sello habitual de Marvel. También la trama es más rebuscada y fantástica, ese antihéroe sacado de las "cloacas" egipcias todopoderoso pero con el que hay que acabar encaja menos en la saga. Cuenta con el mismo grupo de actores junto con algunas incorporaciones normales. Aún así, está bien realizada y tiene momentos estupendos que hacen que valga la pena verla al menos, para los seguidores.
Buena aunque inferior a las anteriores.
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