Película de 1937 dirigida por Victor Fleming. El hijo de un poderoso hombre de negocios es expulsado temporalmente del internado donde estudia por su arrogante y retorcido comportamiento. Su padre se da cuenta que debe corregir su carácter y decide pasar más tiempo con él, iniciando un crucero. Pero el niño tiene un accidente y cae por la borda sin que nadie se dé cuenta aunque, afortunadamente, es rescatado por un pequeño bote marinero. Le lleva hasta su embarcación que está iniciando un viaje en busca de bacalao y tendrá que asumir que pasará varios meses en un entorno donde su dinero y poder no valen absolutamente nada.
Adaptación de la novela homónima de Rudyard Kipling sobre un insoportable niño rico que repentinamente se ve en una situación inimaginable en la que la fama y fortuna de su padre no significan nada. Fleming hizo una estupenda cinta de aventuras, todo un clásico, que también manda algunos mensajes interesantes a padres y niños y que se puede disfrutar plenamente en familia. Está muy bien rodada, tiene escenas marítimas espectaculares, y con una buena exhibición de calidad técnica y artística (especialmente si consideramos que ya tiene 90 años). El entorno implica unas dificultades muy altas de forma que el rodaje se alargó durante un año aunque todos los participantes lo calificaron como una experiencia memorable. El reparto es magnífico con el genial Spencer Tracy a la cabeza y con otras leyendas como Lionel Barrymore y Melvy Douglas, además del joven secundario Mickey Rooney. Tiene alguna escena que se "antigua", siguiendo alguna moda o estilo de la época, pero el resto no ha envejecido nada y es recomendable para disfrutar en familia.
Muy buena cinta de aventuras marinas.
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