Película de 2012 dirigida por Mariano Barroso. El caso de una joven asesinada recae sobre el juzgado de una mujer marcada por la dedicación a su trabajo y el tiempo que estuvo encerrada para sacar las oposiciones. Tiene como principal sospechoso a un apoderado hombre de negocios pero cuenta sólo con un testigo muy débil y la coartada que tiene de su esposa. A pesar de su marcado profesionalismo, poco a poco el caso se mezcla con su vida privada.
Mal thriller policíaco-judicial en el que Barroso parece dudar constantemente sobre el tipo de historia que quiere contar, si más tensión por la intriga de la investigación o más tensión por la pasión retenida de los protagonistas. Al final falla estrepitosamente en ambos aunque tiene una realización decente. La historia es floja pero lo peor es la falta de una perspectiva consistente desde la que contarla, pues lo que ocurre es que la parte pasional es previsible y muy convencional, y el thriller no se desarrolla adecuadamente como para que tenga cierta profundidad e interés. Además, la pareja protagonista es muy mala, destacando negativamente Miguel A. Silvestre pues en ningún momento se le ve metido en el papel, peor aún que una rígida Leonor Watling que no llega a ser creíble en ninguna faceta.
Floja.
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