Peter Cushing es un digno Sherlock, especialmente teniendo en cuenta que se encuentra ya jubilado. Hace una interpretación acorde a esa edad, más contenida y reflexiva que otras que hemos visto. Lo vemos con todos sus tópicos: disfraces, usando pipa y gorro, tocando el violín, etc, aunque sin mención a su inclinación por las drogas. Aparece brevemente Ray Milland como el ministro del interior, ya con avanzada edad. Anne Baxter da vida a su amada-enemiga Irene Adler, y Gordon Jackson es el amigo que le trae a Londres al pedirle ayuda en su investigación. Por lo tanto, un reparto más que ilustre. La trama es ingeniosa y despierta el interés del espectador, pero no se desarrolla adecuadamente ni se le saca todo su potencial (en buena medida al ser un producto para la televisión de escasa duración). El guión busca una rápida resolución de los casos y no llega a definir bien los personajes, las relaciones, los hechos y las reflexiones del detective. Una pena porque realmente se podía haber realizado una gran película.
En definitiva, buen argumento para las aventuras de este gran detective que nos entretendrá durante la hora y cuarto que dura.