lunes, 30 de agosto de 2010

Marty

Pequeña joya de 1955 dirigida magistralmente por el debutante Delbert Mann. Pequeña no por la calidad, sino por la duración, por la sencillez, por la modestia. Es la historia de un hombre bueno pero no muy agraciado con un entorno personal cada vez más complicado y que conoce a una chica en similares circunstancias. Es asombrosamente real, nada de "modelos" con una ejemplar o sorprendente historia de amor. Habla de la superficialidad e hipocresía de la gente, de la importancia del físico, de la crueldad de la juventud (física o mental), que rápidamente etiqueta negativamente a los menos agraciados haciéndolos sentir desdichados. El guión es una maravilla de sensatez y desarrolla unos personajes sencillos pero muy reales y profundos, con creíbles relaciones entre ellos. Ernest Borgnine está impresionante, muy lejos de los papeles de hombre rudo que suele hacer. Transmite sensibilidad, amor, dolor, inquietud, tristeza, alegría,... Un personaje inolvidable con una interpretación insuperable que enamora al espectador. El resto de actores están muy bien, pero Marty les hace sobra a todos, incluso a su amada Betsy Blair.
Película que hay que ver para disfrutar del cine y recibir una lección de humanidad.

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