viernes, 29 de julio de 2011

La soga

Magistral película tanto por el fondo como por la forma del gran maestro Alfred Hitchcock en 1948. Dos amigos matan a un tercero sólo por el placer de hacerlo y comprobar que son capaces de cometer el crimen perfecto. Pero su atrevimiento va a más cuando deciden organizar una fiesta en su casa esa misma tarde con el cadáver presente y a la que han invitado a los padres y prometida del asesinado, así como a un antiguo profesor de ellos muy curioso. Uno de los criminales se va poniendo nervioso mientras el otro mantiene la sangre fría y va añadiendo toques morbosos a la situación.

Hitchcock ya había demostrado su maestría con varias joyas del cine cuando pensó en este proyecto y decidió añadir una dificultad, creando un reto mayor: hacer una película en unas pocas tomas-secuencia (está rodada en tiempo real). Es decir, la rueda como si de una obra de teatro se tratara, sin cambio de planos, sin cortes, sin sucesivas tomas de cada escena, etc. Y el resultado es extraordinario, pues es una película de enorme calidad y supera el reto propuesto. El guión de Hume Cronyn y Arthur Laurents es muy bueno, con una trama que parte de un asesinato y creando un juego en el que uno de los criminales se va derrumbando mientras el otro busca más riesgo y morbo. Está basado en la obra Rope de Patrick Hamilton, quien parece que se inspiró en el asesinato de un chico de 14 años en 1924 por dos estudiantes de la Universidad de Chicago. Los actores están espléndidos, siendo los primeros sufridores del estilo elegido por el director. James Stewart borda su papel de profesor curioso que va metiendo el dedo en la llaga y la nariz a continuación para “oler” lo que pueda. Los dos criminales, John Dall y Farlay Granger, también están sublimes con sus opuestos roles. Pero la mano del maestro es la que eleva la obra a joya cinematográfica marcando el ritmo, eligiendo lo que muestra aunque los diálogos van o están en otro lado, y creando una espiral de tensión hasta el momento final. Simplemente, genial.

Imprescindible.

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