Película de 1941 dirigida por George Waggner. El hijo de un noble inglés regresa a la mansión familiar tras varios años en EE.UU. Conoce a una atractiva chica en el pueblo y le cuenta por casualidad la leyenda del hombre lobo. Ese día llegan unos zíngaros y deciden ir a que les lea el futuro, pero al intentar salvar a otra joven del ataque de un lobo, el hombre es mordido.
Clásico del cine de terror que marcó las características de los licántropos y que se han repetido en numerosas ocasiones. Tiene mérito para la época, pues la historia está bien construida, tiene un maquillaje bastante conseguido para ese momento, un grupo de actores con estrellas, y una buena fotografía a pesar de las dificultades (numerosas escenas nocturnas con niebla). Pero ha envejecido muy mal y lo que podía asustar hace 70 años hoy se ve como algo muy inocente y la forma de contarlo aún más, pues nunca llega a transmitir el más mínimo realismo. Está bien realizada y destaca la fotografía de Joseph A. Valentine. Las interpretaciones son, en general, malas, muy artificiales, empezando por el protagonista, Lon Chaney Jr., y que se especializó en películas de terror de este tipo (drácula, la momia,...). Se salva Claude Rains que siempre es un gusto para el espectador, y le acompañan Ralph Bellamy, Bela Lugosi, Patrick Knowles, Evelyn Ankers, etc.
Interesante pero ha sufrido enormemente con el tiempo.
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