Película de 2001 dirigida por Steve Carr. El dr. Dolittle ya es conocido tanto por los animales como los humanos como el único que es capaz de entenderlos. Unos animales del bosque de las afueras de San Francisco van a buscarle para que les ayude a parar la tala de los árboles de la zona, pues una maderera está arrasando con todo. Descubre que la única manera de pararlo es demostrar que hay una especie en peligro de extinción en la zona con posibilidades de no desaparecer, encontrando a una osa que encaja perfectamente pero que necesitaría un macho. Su misión será llevar un macho y hacer que congenie con la hembra para que puedan procrear.
Tras el éxito de la primera entrega se encadenaron varias secuelas, siendo ésta la única en volver a contar con su protagonista original, Eddie Murphy. Como es habitual, se pretende repetir la fórmula con diferentes aventuras y situaciones simpáticas aprovechando el peculiar don de este doctor. Y como también es frecuente y es lógico, no tiene la misma originalidad pero tampoco es igual de divertida. Es mucho más convencional y carece de ingenio al buscar esas situaciones graciosas que sí se encuentran en la primera. Hay algún momento mejor que otro y Murphy utiliza sus recursos conocidos para arrancar alguna que otra sonrisa, pero nada más. Algo llamativo es que aunque es una cinta dirigida para toda la familia, no es de buen gusto que el centro de las gracietas sean sobre los apareamientos de animales, pero tampoco sale nada especialmente inapropiado.
Fallida secuela.
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