martes, 9 de abril de 2013
La noche del cazador
Película de 1955 dirigida por Charles Laughton. Un atracador de bancos consigue llegar a su casa y esconder el botín antes de ser atrapado, pudiendo decirle a sus dos pequeños hijos dónde está. Es llevado a prisión y comparte celda con un falso predicador que se obsesiona con ese dinero, de manera que al salir va a buscarlo. Su plan es acercarse a la familia para hacerse con él, llegando a inducir que los críos saben dónde está.
El genial actor Charles Laughton se pasó tras las cámaras en esta ocasión y, posiblemente por el fracaso que supuso, no volvió a hacerlo más. Se trata de la adaptación de la novela homónima de David Grubb que sí cosechó un triunfo inmediato donde se abordan y mezclan temas tan delicados como la religión, criminalidad, violencia infantil y pena de muerte. Seguramente que ése fue el motivo por el que tuvo poca aceptación, lo cual ha ido cambiando con el tiempo y se reconoce esta obra como una gran película. Crea una atmósfera muy inquietante que consigue tener en tensión al espectador, mezcla de terror y suspense. El guión de James Agee combina muy ingeniosamente las dos vertientes personales del protagonista mostrando ambos al espectador y los niños pero sólo uno amable hacia el resto de personajes, sabiendo perfilar todos los caracteres de la historia muy bien y haciendo que los decorados sean parte clave de la situación que padecen. También le da un aire más perverso las citas bíblicas y el hecho de ser un falso predicador en general el malvado cazador. Laughton sabe captar excelentemente la soledad y angustia de los niños a la vez que la calidez que transmite el criminal en su entorno, mientras luego enseña la frialdad que le mueve en realidad. Le ayuda la extraordinaria interpretación del gran Robert Mitchum así como de secundarios de lujo como Shelley Winters y Lillian Gish. Otro aspecto muy destacable es la perturbadora música de Walter Schumann. Lo peor es el doblaje en español, absolutamente plano y falto de interpretación, por lo que es conveniente verla en versión original.
Gran clásico.
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