Película de 2004 dirigida por Christophe Barratier. Un vigilante entrado ya algo en años se incorpora a un colegio internado de chicos rebeldes para también hacer otras funciones, como de profesor. Se encuentra a unos niños complicados de tratar por un lado y un director aferrado a unas normas muy estrictas que no duda en poner severos castigos por otro. Su gran afición a la música hace que intente formar un coro, y se sorprende al ver que los niños se interesan y hasta tienen aptitudes. La formación del coro cambiará el trascurrir del colegio más de lo que él mismo piensa.
Producción francesa que tuvo un gran éxito de público y que catapultó tanto al éxito al coro que participa que empezaron a hacer giras por todo el mundo. Barratier dirige, escribe el guión (junto a Lopes-Curval) y también compone la extraordinaria banda sonora (con Bruno Coulais), haciendo un buen trabajo en todos los campos. La historia es bonita y sensible, pero también introduce muchas notas de humor y la acompaña con unas bellas melodías de voces angelicales. Es muy entretenida, apta para toda la familia (aunque hay alguna frase malsonante) haciendo más reír que saltar las lágrimas pero consiguiendo ambas. Las interpretaciones están bien en general pero tampoco son la pieza clave, salvo la Gérard Jugnot, el protagonista adulto, que sí que hace que su papel sea especialmente entrañable y se quede con nosotros para siempre. El niño que canta los solos lo cogieron de un coro real donde también tenía esa condición, luciendo una voz increíble. Constituye en sí una bonita fábula sobre cómo la inspiración y motivación tienen más fuerza al educar que la amenaza y el miedo.
Preciosa historia acompañada de una genial música de coro.
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