David Lynch hace un trabajo extraordinario en la realización, con una producción sumamente cuidada. También firma el guión junto con Eric Bergren y Christopher de Vore, basándose en la historia real de John Merrick, que vivió en Londres a finales del siglo XIX. Para contar la historia elige muy acertadamente el blanco y negro, dándole más realismo y restando algo del dramatismo visual inherente al personaje. Cuenta con un espléndido reparto: Anthony Hopkins, John Hurt, John Guielgud, Wendy Hiller, Anne Bancroft,... La fotografía de Freddie Francis, la dirección artística, el vestuario, el maquillaje, la música, etc, todo es de una magnífica calidad. Lo peor es el tema de la película, pues es duro ver los sufrimientos por los que debió pasar este hombre. Lynch retrata a la perfección las miserias humanas, pero también el amor y buena voluntad que alberga en algunas personas.
Muy bien hecha en todos los aspectos, se ve con gran interés pero es una historia real bastante dura.
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