Se trata de una de las mejores películas de los Coen, aunque sin llegar al nivel de Fargo o El gran Lebowski. Es una película vibrante, donde incluso las escenas tranquilas (sin asesinatos o sangre) transpiran tensión. El estupendo guión de los Coen está basado en la novela homónima de Cormac McCarthy y está dirigida excelentemente, con gran precisión. Las escenas del desierto son magníficas, con unos silencios que tranmiten más de lo que podía haber cualquier diálogo o banda sonora. Enseguida engancha al espectador y no lo suelta hasta el cierre final. Pierde algo de fuerza con el papel del sheriff que parece algo disperso, especialmente en algunos diálogos que no conducen a nada. Las actuaciones son sobresalientes, con Tommy Lee Jones, Josh Brolin, Woody Harrelson, Kelly Macdonald y, sobre todo, un espeluznante Javier Bardem. Con un horroroso corte de pelo, Bardem se muestra frío, cínico y sin ningún tipo de sentimientos, transmitiéndolo con una mirada escalofriante. Lo único que no está a la altura es el final, pues queda una laguna y una sensación de inacabado que deja mal sabor de boca.
Buena película con un excepcional comienzo y un mal final.
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