Película de 2006 dirigida por Kevin MacDonald. Tras acabar la carrera de medicina un joven escocés se va a Uganda para colaborar en una misión humanitaria. Se encuentra un país revuelto tras la subida al poder de un militar que gobierna con mano dura pero en el que la población parece tener muchas esperanzas. Por un capricho del destino se conocen y hasta le pide que sea su médico personal. Aunque reticente al principio acaba aceptando y, poco a poco, se va ganando su confianza hasta que se convierte en su consejero. Pero el médico va descubriendo que se trata de un despiadado y cruel dictador.
La novela de Giles Foden en la que se inventa el personaje del médico cercano al dictador asesino que lideró Uganda durante 9 años (en los que perdieron la vida más de 300.000 ugandeses), está inspirada en un británico que estuvo muy cercano al presidente Amin. Así Foden hace un retrato de este personaje histórico con un marco y fondo real, pero de la mano de un protagonista ficticio. Está bien llevada a la gran pantalla gracias a un buen guión de Morgan y Brock, muy bien recreada la ambientación, desde una perspectiva más cercana al thriller que al drama en la que el médico va descubriendo la realidad paulatinamente. McDonald no se ceba con el drama y crueldad que existió, haciendo una cinta más cómoda de ver aunque sin quitarle profundidad o importancia a los sucesos. Se centra absolutamente en el dirigente, mostrando cómo tiene una cara agradable, sencilla y simpática, pero con un lado oscuro siniestro, pudiendo pasar instantáneamente de una a otra por su enorme desequilibrio. Lo mejor es la soberbia interpretación de Forest Whitaker, con una completa encarnación del clásico dictador que piensa que ha sido elegido por Dios, y con la que transmite a la perfección la inestabilidad de este tipo de criminales. James McAvoy hace un trabajo muy digno pero queda ensombrecido por su enorme compañero.
Estupendo retrato de un cruel dictador.
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