Película de 1950 dirigida por Jean Negulesco. La isla de Borneo estaba bajo control británico cuando estalla la II Guerra Mundial y en enero de 1942 es tomada por los japoneses. Agnes Newton Keith, la única americana de la isla, vivía felizmente allí con su marido, miembro del gobierno de la isla, y con su pequeño hijo. A pesar de conocer el riesgo de invasión japonesa, decidieron quedarse juntos para afrontar los peligros. Tras la toma de la isla se les permitió seguir viviendo en su propia casa pero luego los llevaron a campos de prisioneros separadamente. En esos terribles lugares tuvieron que sobrevivir hasta el final de la Guerra sin noticias uno del otro y esperando volver a unirse.
Adaptación de las memorias de esta escritora sobre el duro periodo que vivió durante la ocupación japonesa de Borneo. Estaba casada con un inglés que era ministro de la isla y había escrito algún libro sobre la cultura del lugar cuando se produjo la invasión japonesa. Lo que inicialmente no pareció excesivamente duro, acabaron siendo varios años trágicos (por ejemplo, en uno de los campos de la zona apenas sobrevivió el uno por mil de los prisioneros). Nunnally Johnson es el responsable de llevar el libro a un guión donde se quiere destacar la fortaleza humana, su honor y su falta de moralidad en algunos casos. Negulesco rueda con habilidad al centrarse completamente sobre los personajes, no cebarse en la tragedia y buscar un equilibrio bastante objetivo entre las víctimas y sus carceleros, humanizando a todos. Utiliza la voz de la protagonista en off como narradora y es de esta forma como muestra la parte más dramática, pues no llega a tener escenas explícitas de violencia (las que hay son muy suaves para lo que vemos hoy en día), usando también elipsis completas o de imágenes. El inconveniente es que de esta manera suaviza mucho el sufrimiento que se vivió y le falta buena parte de la intensidad que debe tener, aunque también hace la narración más digerible para todos. La protagonista es la magistral Claudette Colbert que demuestra que su registro interpretativo es muy amplio y va más allá de la comedia, y la acompañan unos buenos Sessue Hayakawa y Patric Knowles. El título de la película, aunque procedente de la original y del propio libro, no es el más acertado pero seguramente que la señora Keith lo hizo a propósito.
Interesante historia real y bien realizada aunque algo aligerada.
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